Fajir tiene 13 años, está en séptimo grado en la Escuela Secundaria Zainab Al Rayes en Al Mugraga, en el centro de la franja de Gaza. Ha puesto en marcha sus clases particulares para ayudar a los niños y niñas del vecindario a seguir las lecciones durante el cierre de las escuelas debido a la crisis de COVID19.
En Gaza no es fácil ser un niño o niña. Fajir en su corta vida ya ha vivido tres ofensivas militares y ahora se enfrenta al miedo y temor de una pandemia en un lugar que no está preparado para ello: infraestructuras destruidas o debilitadas, falta de material sanitario o el 97% del agua contaminada provoca que Gaza sea el peor lugar del mundo para el COVID19.
A pesar de su corta edad, decidió seguir su pasión y poner en marcha sus clases para ayudar a los niños y niñas del vecindario a seguir sus lecciones durante el cierre de la escuela debido a la crisis del coronavirus. «Quería ayudar a los hijos de mis vecinos a estudiar durante el cierre de las escuelas, especialmente a los de primer grado».
Empezó enseñando a su hermana Amal, que es dos años menor que ella. Amal, que está en 5º grado, necesitaba ayuda para seguir sus lecciones y sus deberes. En poco tiempo, los amigos de Amal se unieron a ella y el grupo creció desde entonces. Fajir tiene alrededor de 15 estudiantes ahora. Fajir, que significa amanecer en «árabe», es como una aparición de luz en esta época oscura de la crisis del coronavirus que afecta al mundo entero. Lo que da a la gente, especialmente a las y los niños de su alrededor, va más allá de enseñar inglés, árabe y matemáticas. Les da esperanza y un modelo a seguir de una joven que dibuja su camino hacia el futuro y sigue sus sueños. Fajir, que espera ser una maestra en el futuro, añade: «No sólo enseño a las niñas y a los niños, sino que también actuamos, cantamos y dibujamos, especialmente en las clases de árabe».
Ella quiere ser maestra. Lo que ya ha conseguido seguro es ser ejemplo para muchos niños y niñas en el mundo.